miércoles, 24 de agosto de 2011

La Gata Damara

Hoy se que estas perdida. Veo a través de tus ojos, la altura de la terraza, tu andar tanteante sobre la pared. El aire huele a humo, tenes hambre. Te preguntas por que no estoy yo, donde esta tu comida, tu casa, el gato Casimiro.
Te imagino saltando a la terraza de al lado y siendo adoptada por una vieja. Te imagino golpeada por adolescentes borrachos en una esquina; veo el horror de tus ojos siendo perseguida por perros.
Ahora ya no hay mucho mas que pueda hacer.
Te quiero, Damara, y te pido perdón por no poder llorarte, yo no entiendo ni tu desaparición ni tu muerte; yo ya llore a todos los gatos hace quince años.
Quizas, alguna dia, vuelva a sentir tu ronrroneo de motor al despertarme, y me muerdas la nariz, pidiendome comida. Quizás, haya alguna posibilidad de que vuelvas.

Nadie sospecharía de una mariposa

Miro por el ojo de la cerradura. Del otro lado estaban mirando una película de Buñuel. Una mariposa se interpuso y ya no vio nada. Se abrió la puerta. Otro intento de homicidio frustrado.