viernes, 3 de agosto de 2012

Momentos de cebadez en una servilleta


Los insospechados
niveles del colapso,
las nuevas
fronteras del desamor.
Una sombra apenas intuida
detrás de una cortina
me trae la respuesta mejor.
Y en el silencio
del ruido ajeno
espero  en vano
que mi resolución sirva de algo,
consciente de que es inútil,
de que no sabés lo que pienso
leyéndome la mirada.
Vos no comprendés estos placeres,
qui sachent si mal aimer
et si bien souffrir,
que me arañan la garganta
en el instante
en que mi razón recupera el control;
en que de mi memoria
se apodera la idea del juego.
Y entonces me da lo mismo
que apoyes la cuchara en la mesa o en el suelo,
una vez más,
respirar sólo tiene sentido
si puedo destruir lo que siento,
si me llevo al capitán al fondo del mar
cuando me hundo;
si mañana me despierto
sin que me importe
ver qué tanto te recuerdo.

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