martes, 7 de agosto de 2012


Yo creo que si te beso, así, medio despacio pero sin miedo, tus palabras van a ser también las mías. Estoy convencida de que en la calidez de tu saliva germinan las rimas, y que en la comisura de tus labios duermen tus acordes. Entonces, claro, es lógico para mí que tus silencios calcen en la métrica de mis poemas.

Lo que pasa es que hay un abismo de idiomas, protegido por paredes de minutos; un abrazo que (a fuerza de imprimir ternura) me aleja más de lo que me acerca; un jardín floreciente que me revuelve una culpa que hace rato que no siento.

Y entonces estoy acá, como sentada en un cine, viendo pasar este pedazo de mi vida que va por siempre a ser una ficción, una fuente de anécdotas, nunca algo más; porque, justamente, a fuerza de ir de puntillas, la vida nunca va a llegar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario