domingo, 26 de agosto de 2012


No logro encontrarte en mis espejos,
no puedo desdibujarte de mis recuerdos.
Amanece, y siempre estás lejos.
Suelo llenar mi cama con otro aliento.

La única manera de fumar este momento
es destruir lo que siento.
Respirar tu voz en otra piel,
encender las risas a fuerza de ceder.

Lo que no logro evitar
es hacerte este boceto de versos,
hacer de cenizas el contorno de tus ojos,
imaginarte un pasado, inventarte cuentos.

Y el cielo llueve estrellas violetas,
susurra tu nombre en mi oreja.
Se me queman las páginas en blanco,
cada renglón es tu boca sobre mis manos.

Y aunque ardan el teléfono, el timbre,
y despierto en otros brazos,
la luz que dejaste en cada acorde tocado
me llena, cada mañana,
los ojos de agua de mar salado.

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